Factores de riesgo de desajuste posdivorcio de los hijos

Desde que nacemos, la vida ya nos tiene destinado cierto grado de sufrimiento en forma de situaciones adversas que, cuando ocurren durante periodos sensibles del desarrollo como la infancia y adolescencia, tienen un impacto negativo en la salud y bienestar de las personas tanto a corto como a largo plazo.
El divorcio es una de esas situaciones adversas que se ha asociado a corto plazo a un deterioro tanto de la salud física como mental de los niños, aumentando el riesgo de un desajuste en el desarrollo marcado por la aparición alteraciones de conducta, síntomas psicopatológicos, bajo rendimiento escolar, peor salud física, respuestas psicofisiológicas al estrés exacerbadas y debilitamiento del sistema inmunitario (Nunes-Costa, Lamela, & Figueiredo, 2009), así como por el aumento de riesgo de pobreza de los hijos, de desadaptación psicológica, de problemas en las relaciones sociales, de pobre autoconcepto y de peor rendimiento académico y mayor riesgo de exponerse a violencia de género (Seijo, Fariña, Corras, Novo, & Arce, 2016)
A largo plazo se ha relacionado con aumento del riesgo de aparición en la edad adulta de problemas de salud mental, como trastornos del estado de ánimo, ansiedad, trastornos psicóticos y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (Björkenstam, Burström, Vinnerljung, & Kosidou, 2016), así como mayor riesgo de problemas de salud física relacionados con la inflamación crónica (Lacey, Kumari, & McMunn, 2013; Lacey, Pinto Pereira, Li, & Danese, 2020), mayor riesgo de mortalidad prematura, antes de los 50 años (Kelly-Irving, et al., 2013), y aumento del riesgo de suicidio (Mérelle, et al,. 2020).
Sin embargo, no es el divorcio o separación de los padres en sí mismo lo que genera todos estos problemas, sino una serie de factores de riesgo asociados al divorcio, como la conflictividad interparental, la reactividad emocional y carga de estrés de los padres, el declive del nivel socioeconómico, la inconsistencia en los estilos de crianza, una relación de coparentalidad paralela y conflictiva entre padres y bajos niveles de apoyo social (Nunes-Costa, Lamela, & Figueiredo, 2009).
Se puede afirmar en consecuencia que el problema no es el divorcio sino su mala gestión, en este sentido se ha hallado que cuando un niño o adolescente se encuentra bajo altos niveles de conflicto entre los padres aumenta el riesgo de desajuste emocional independientemente de si los padres están casados o no (Kleinsorge, & Covitz, 2012). Del mismo modo, Harold & Sellers, (2018) concluyen en su revisión sistemática que la exposición a episodios conflictivos entre los padres de forma hostil, frecuente, intensa y mal gestionada es lo que aumenta el riesgo de problemas de salud, pero que esto ocurra depende principalmente de factores familiares, como la crianza y las dinámicas familiares, y de factores individuales de los hijos como las cogniciones y reactividad emocional.
Respecto a los factores de riesgo familiares, se han mostrado consistentemente como factores de riesgo: la crianza inapropiada (Shaikh, Aljasser, & Albalawi, 2020; Dallos, Lakus, Cahart, & McKenzie, 2016), la triangulación (Fosco & Bray, 2016) y el estado psicológico de los padres (Franck, & Buehler, 2007).
En cuanto a los factores de riesgo individuales del niño/adolescente se encuentra la respuesta de estrés y experiencia del conflicto interparental, es decir, las valoraciones y la reactividad emocional y conductual consecuentes al procesamiento emocional y cognitivo del conflicto (Fosco, & Grych, 2008).
En sintesis, se sabe que el divorcio es una situación altamente estresante mantenida en el tiempo que afecta negativamente tanto a la crianza, restando recursos a los padres para el cuidado de los hijos (Shaikh, Aljasser, & Albalawi, 2020), como a las dinámicas familiares mediante procesos de triangulación, instrumentalización o parentificación, lo que genera en los hijos presiones y tensiones emocionales que pueden devenir en los problemas citados (Dijk, van der Valk, Deković, & Branje, 2020).
Factores de riesgo familiares
Sobre la crianza, se ha encontrado que el conflicto parental se asocia a una disminución del cuidado parental (Shaikh, Aljasser, & Albalawi, 2020) afectando a la crianza de los hijos, a su vez, la crianza influye en el funcionamiento familiar y bienestar de los hijos (McFarlane, Bellissimo, & Norman, 1995) y en la aparición de conductas externalizantes e internalizantes así como influye en el desarrollo del autoconcepto de los hijos (Calders, et. al., 2019; Rothenberg et. al., 2020) y en el desarrollo de la empatía y la internalización de los valores sociales de la benevolencia (Martinez-Escudero, Villarejo, Garcia, & Garcia, 2020).
La crianza son el conjunto de comportamientos que los padres y madres emplean para satisfacer las necesidades de sus hijos favoreciendo el desarrollo adecuado a la sociedad en la que se crece, por ejemplo las valoraciones que se hacen al hijo son comportamientos de la crianza que tienen efectos perjudiciales para el bienestar de los hijos (Taylor & Wood, 2013). Estos comportamientos se pueden agrupar en dimensiones o conjuntos de comportamientos que comparten su función, siendo relevantes las dimensiones “afecto” y “control/exigencia”, que se han mostrado presentes en diferentes culturas de forma constante y tienen su influencia en el ajuste de los hijos (Rothenberg et. al., 2020).
La combinación de estas dimensiones da lugar a distintos estilos de crianza, entre los que destacan por su impacto en el ajuste psicológico de los niños el estilo autoritario, que se caracteriza por alto afecto y control psicológico, punitivo y severo y se asocia a peor ajuste, el estilo autoritativo, que se caracteriza por alto afecto y control proactivo y se asocia a mejor ajuste, el estilo permisivo que se caracteriza por alto afecto y ausencia de control y se asocia a peor ajuste, y el estilo negligente que es la ausencia de afecto adecuado y control que se asocia al peor ajuste.
En concreto, con peor ajuste se ha asociado: la ausencia de control como la permisividad (no corregir y justificar conductas inadecuadas, no poner límites en sus decisiones) la sobreprotección que implica un control intrusivo que limita la autonomía, el control psicológico (ej, manipulaciones afectivas con el fin de hacer sentir culpable, inducir ansiedad, para controlar la conducta), el control punitivo (ej. reactivo al comportamiento del menor en forma de manipulación que implica, restricción, interacciones verbales y no verbales negativas como la crítica, desprecio, rechazo… por no hacer lo que los padres desean), el control severo (ej. reactivo con un componente físico)
Y con mejor ajuste se ha vinculado: al afecto y comunicación (ej. Mostrar receptividad, atención, comprensión, calidez e interés en las comunicaciones por las necesidades emocionales y de desarrollo), autorevelación (ej comodidad con la que dice a los padres donde va), control proactivo (control no invasivo orientado al desarrollo de la autonomía mediante normas y límites claros y flexibles), promoción de la autonomía (ej. Apoyar y creer en la capacidad de los hijos), el humor positivo (ej. Transmitir alegría y optimismo) (Shaikh, Aljasser, & Albalawi, 2020; Visser et. al,. 2013; Calders, et. al., 2019; Pérez-Fuentes et al., 2019 Etkin, Koss, Cummings, & Davies, 2014).
Factores individuales de los hijos
En lo que respecta a la conflictividad familiar, aparecen como factores de riesgo de desajuste la frecuencia, la intensidad, la mala resolución de los conflictos, la parentificación, triangulación o implicación en el conflicto a los menores dando lugar al conflicto de lealtades y la consecuente valoración como amenaza y posicionamiento en el conflicto en forma de retirada estratégica, autoculpa o autoobligación de aliviar el conflicto (Jenkins, & Buccioni, 2000; Fosco & Bray, 2016), siendo estos últimos los factores individuales del niño, es decir, las cogniciones, emociones, atribuciones y estrategias de afrontamiento del conflicto y crianza, que dependen de la etapa evolutiva en la que se encuentren los menores, ya que la maduración va determinar las valoraciones del conflicto y por ende las reacciones emocionales asociadas (Fosco & Grych, 2008; Jenkins & Buccioni, 2000)
En este sentido, como señalan Jenkins & Buccioni (2000), la comprensión del conflicto y sus consecuencias emocionales varían, pudiéndose agrupar, en varias etapas de desarrollo, la comprensión del conflicto y las distintas consecuencias emocionales asociadas a cada etapa:
- los niños pequeños (<5 años) no distinguen los roles parentales y conyugales asumiendo que el conflicto está relacionado con la crianza, lo que aumenta que se posicionen en el conflicto y se generen emociones de culpa, asimismo consideran que la resolución del conflicto ocurre cuando cesa la discusión, no captan el conflicto latente ni perciben que puedan actuar para influir en el conflicto, lo que les genera frustración.
- a los 7 años entienden el conflicto como divergencia de metas de los padres distinguiendo entre el rol parental y de pareja, así como captan el conflicto latente y saben que sus acciones influyen en las relaciones y desarrollan formas de influir cada vez más sofisticadas, tortuosas e imperceptibles lo que indica la posibilidad de ganancias secundarias como la obtención de cierto control y la evitación del malestar asociado al conflicto.
A este respecto conviene señalar que las reacciones emocionales y las valoraciones son diferentes pero interdependientes, de forma que las valoraciones del conflicto condicionan las reacciones emocionales y angustia emocional de los hijos, siendo más perturbador cuando se percibe el conflicto como una amenaza y el menor se percibe como responsable de causar o de aliviar el problema entre los padres (se culpa o posiciona). La angustia emocional puede tener la función de frenar el conflicto u organizar la conducta de evitación pero cuando no se gestiona abre vías para el desarrollo de conductas internalizantes, cuando se consideran que son culpables y externalizantes, cuando creen que tienen que mediar en el conflicto (Fosco & Grych, 2008).
La triangulación, ya sea por mera exposición o por presiones para posicionarse en el conflicto o desacuerdos, es un factor de riesgo elevado para el desajuste de los hijos, igualmente, la hostilidad en la pareja y el afecto depresivo de los padres son factores estresantes para los jóvenes que se asocian a problemas de conducta externos e internos a través de la triangulación en el conflicto (Franck, & Buehler, 2007; Grych, Raynor, & Fosco, 2004; Buehler & Welsh, 2009).
Asimismo, en un estudio se halló que los niños expuestos a conflictos frecuentes, intensos y mal resueltos tienen más posibilidades de triangularse pero esto depende del tipo de alianzas previas con sus padres, así en situaciones de bajo conflicto las alianzas fuertes con uno de los progenitores aumentaba la triangulación respecto a quienes tienen una alianza más equilibrada, y en situaciones de alto conflicto ambos grupos mostraron una triangulación similar, del mismo modo se comprobó que el apoyo de los padres disminuyó la percepción de amenaza y autoculpa (Grych, Raynor, & Fosco, 2004), a este respecto, Etkin, Koss, Cummings, & Davies, (2014) hallan que en hogares de alto conflicto las niñas en conflicto intenso el desequilibrio (bajo madre y alto padre) en calidez de los padres disminuye el efecto protector de la calidez y en varones la alta calidez paterna y materna aumenta el riesgo de desajuste y se amortigua cuando solo tiene un padre que muestra calidez, concluyendo que “en hogares de alto conflicto la calidez en el cuidado de un padre puede compensar el déficit del otro y la alta calidez de ambos puede estar provocando angustia ante tener que mantener las lealtades de los dos siendo el posicionamiento una forma de defensa”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Seijo, D., Fariña, F., Corras, T., Novo, M. y Arce, R. (2016). Estimación de la epidemiología y cuantificación de los daños de la separación parental en niños y adolescentes. Fronteras en psicología, 7. doi: 10.3389 / fpsyg.2016.01611
Kelly-Irving, M., Lepage, B., Dedieu, D., Bartley, M., Blane, D., Grosclaude, P., … Delpierre, C. (2013). Adverse childhood experiences and premature all-cause mortality. European Journal of Epidemiology, 28(9), 721–734. doi:10.1007/s10654-013-9832-9
Björkenstam, E., Burström, B., Vinnerljung, B., & Kosidou, K. (2016). Childhood adversity and psychiatric disorder in young adulthood: An analysis of 107,704 Swedes. Journal of Psychiatric Research, 77, 67–75. doi:10.1016/j.jpsychires.2016.02.018
Ajnakina, O., Trotta, A., Oakley-Hannibal, E., Di Forti, M., Stilo, S. A., Kolliakou, A., … Fisher, H. L. (2015). Impact of childhood adversities on specific symptom dimensions in first-episode psychosis. Psychological Medicine, 46(02), 317–326. doi:10.1017/s0033291715001816
Ajnakina, O., Trotta, A., Forti, M. D., Stilo, S. A., Kolliakou, A., Gardner-Sood, P., … Fisher, H. L. (2018). Different types of childhood adversity and 5-year outcomes in a longitudinal cohort of first-episode psychosis patients. Psychiatry Research. doi:10.1016/j.psychres.2018.08.054
Calders, F., Bijttebier, P., Bosmans, G., Ceulemans, E., Colpin, H., Goossens, L., … Van Leeuwen, K. (2019). Investigating the interplay between parenting dimensions and styles, and the association with adolescent outcomes. European Child & Adolescent Psychiatry. doi:10.1007/s00787-019-01349-x
Shaikh, Q., Aljasser, D. S., & Albalawi, A. M. (2020). Parenting behaviors, marital discord and the mental health of young females: a cross-sectional study from Saudi Arabia. Annals of Saudi medicine, 40(1), 49–54. https://doi.org/10.5144/0256-4947.2020.49
Franklin, K. M., Janoff-Bulman, R., & Roberts, J. E. (1990). Long-term impact of parental divorce on optimism and trust: changes in general assumptions or narrow beliefs?. Journal of personality and social psychology, 59(4), 743–755. https://doi.org/10.1037//0022-3514.59.4.743
Harold, G. T., & Sellers, R. (2018). Annual Research Review: Interparental conflict and youth psychopathology: an evidence review and practice focused update. Journal of child psychology and psychiatry, and allied disciplines, 59(4), 374–402. https://doi.org/10.1111/jcpp.12893
Kleinsorge, C., & Covitz, L. M. (2012). Impact of divorce on children: developmental considerations. Pediatrics in review, 33(4), 147–155. https://doi.org/10.1542/pir.33-4-147
Rothenberg, W. A., Lansford, J. E., Alampay, L. P., Al-Hassan, S. M., Bacchini, D., Bornstein, M. H., Chang, L., Deater-Deckard, K., Di Giunta, L., Dodge, K. A., Malone, P. S., Oburu, P., Pastorelli, C., Skinner, A. T., Sorbring, E., Steinberg, L., Tapanya, S., Tirado, L., & Yotanyamaneewong, S. (2020). Examining effects of mother and father warmth and control on child externalizing and internalizing problems from age 8 to 13 in nine countries. Development and psychopathology, 32(3), 1113–1137. https://doi.org/10.1017/S0954579419001214
Lacey, R. E., Kumari, M., & McMunn, A. (2013). Parental separation in childhood and adult inflammation: the importance of material and psychosocial pathways. Psychoneuroendocrinology, 38(11), 2476–2484. https://doi.org/10.1016/j.psyneuen.2013.05.007
Dallos, R., Lakus, K., Cahart, M. S., & McKenzie, R. (2016). Becoming invisible: The effect of triangulation on children's well-being. Clinical child psychology and psychiatry, 21(3), 461–476. https://doi.org/10.1177/1359104515615640
Lacey, R. E., Pinto Pereira, S. M., Li, L., & Danese, A. (2020). Adverse childhood experiences and adult inflammation: Single adversity, cumulative risk and latent class approaches. Brain, behavior, and immunity, 87, 820–830. https://doi.org/10.1016/j.bbi.2020.03.017
Taylor, P. J., & Wood, A. M. (2013). Discrepancies in parental and self-appraisals of prosocial characteristics predict emotional problems in adolescents. The British journal of clinical psychology, 52(3), 269–284. https://doi.org/10.1111/bjc.12013
Mérelle, S., Van Bergen, D., Looijmans, M., Balt, E., Rasing, S., van Domburgh, L., Nauta, M., Sijperda, O., Mulder, W., Gilissen, R., Franx, G., Creemers, D., & Popma, A. (2020). A multi-method psychological autopsy study on youth suicides in the Netherlands in 2017: Feasibility, main outcomes, and recommendations. PloS one, 15(8), e0238031. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0238031
Zhu, J., Chen, Y., & Su, B. (2020). Non-suicidal self-injury in adolescence: Longitudinal evidence of recursive associations with adolescent depression and parental rejection. Journal of adolescence, 84, 36–44. Advance online publication. https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2020.08.002
Fosco, G. M., & Bray, B. C. (2016). Profiles of cognitive appraisals and triangulation into interparental conflict: Implications for adolescent adjustment. Journal of family psychology : JFP : journal of the Division of Family Psychology of the American Psychological Association (Division 43), 30(5), 533–542. https://doi.org/10.1037/fam0000192
Franck, K. L., & Buehler, C. (2007). A family process model of marital hostility, parental depressive affect, and early adolescent problem behavior: the roles of triangulation and parental warmth. Journal of family psychology : JFP : journal of the Division of Family Psychology of the American Psychological Association (Division 43), 21(4), 614–625. https://doi.org/10.1037/0893-3200.21.4.614
Gagné, M. H., Drapeau, S., Melançon, C., Saint-Jacques, M. C., & Lépine, R. (2007). Links between parental psychological violence, other family disturbances, and children's adjustment. Family process, 46(4), 523–542. https://doi.org/10.1111/j.1545-5300.2007.00230.x
Jenkins, J. M., & Buccioni, J. M. (2000). Children's understanding of martial conflict and the marital relationship. Journal of child psychology and psychiatry, and allied disciplines, 41(2), 161–168.
Fosco, G. M., & Grych, J. H. (2008). Emotional, cognitive, and family systems mediators of children's adjustment to interparental conflict. Journal of family psychology : JFP : journal of the Division of Family Psychology of the American Psychological Association (Division 43), 22(6), 843–854. https://doi.org/10.1037/a0013809
Grych, J. H., Raynor, S. R., & Fosco, G. M. (2004). Family processes that shape the impact of interparental conflict on adolescents. Development and psychopathology, 16(3), 649–665. https://doi.org/10.1017/s0954579404004717
Etkin, R. G., Koss, K. J., Cummings, E. M., & Davies, P. T. (2014). The differential impact of parental warmth on externalizing problems among triangulated adolescents. The Journal of genetic psychology, 175(1-2), 118–133. https://doi.org/10.1080/00221325.2013.813437
Buehler, C., & Welsh, D. P. (2009). A process model of adolescents' triangulation into parents' marital conflict: the role of emotional reactivity. Journal of family psychology : JFP : journal of the Division of Family Psychology of the American Psychological Association (Division 43), 23(2), 167–180. https://doi.org/10.1037/a0014976
van Dijk, R., van der Valk, I. E., Deković, M., & Branje, S. (2020). A meta-analysis on interparental conflict, parenting, and child adjustment in divorced families: Examining mediation using meta-analytic structural equation models. Clinical psychology review, 79, 101861. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2020.101861
Nunes-Costa, R. A., Lamela, D. J., & Figueiredo, B. F. (2009). Psychosocial adjustment and physical health in children of divorce. Jornal de pediatria, 85(5), 385–396. https://doi.org/10.2223/JPED.1925
Visser, L., de Winter, A. F., Vollebergh, W. A., Verhulst, F. C., & Reijneveld, S. A. (2013). The impact of parenting styles on adolescent alcohol use: the TRAILS study. European addiction research, 19(4), 165–172. https://doi.org/10.1159/000342558
McFarlane, A. H., Bellissimo, A., & Norman, G. R. (1995). Family structure, family functioning and adolescent well-being: the transcendent influence of parental style. Journal of child psychology and psychiatry, and allied disciplines, 36(5), 847–864. https://doi.org/10.1111/j.1469-7610.1995.tb01333.x
Martinez-Escudero, J. A., Villarejo, S., Garcia, O. F., & Garcia, F. (2020). Parental Socialization and Its Impact across the Lifespan. Behavioral sciences (Basel, Switzerland), 10(6), 101. https://doi.org/10.3390/bs10060101
Pérez-Fuentes, M., Molero Jurado, M., Gázquez Linares, J. J., Oropesa Ruiz, N. F., Simón Márquez, M., & Saracostti, M. (2019). Parenting Practices, Life Satisfaction, and the Role of Self-Esteem in Adolescents. International journal of environmental research and public health, 16(20), 4045. https://doi.org/10.3390/ijerph16204045